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Realizar una valoración del paciente lo más completa posible para poder establecer un diagnóstico inicial.
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Intervenir en los problemas del lenguaje, voz y/o habla derivados de la evaluación previa.
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Colaborar con otros profesionales para ofrecer un tratamiento holístico, dando respuesta a las necesidades específicas de cada paciente.
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Implicar a las familias en la intervención ofreciendo asesoramiento personalizado.
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Llevar a cabo un seguimiento cercano y global.